
Cancale|
Cancale, elegido «Site remarquable du goût» (Sitio notable del gusto), ha sido durante mucho tiempo famoso por sus ostras y mariscos. Aquí se producen miles de toneladas de ostras planas o cóncavas, ahora inscritas en el patrimonio cultural inmaterial de la Unesco. Previa reserva, visitas guiadas de parques de ostras o explotaciones ostrícolas, con la bahía y el impresionante Monte Saint-Michel en el horizonte.
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Ciudad de Arte y de Historia, ciudad corsaria, sinónimo de sueños y aventuras, Saint-Malo es famosa en todo el mundo desde el siglo XVI. Su arquitectura de fortaleza contribuye al carácter único de la ciudad. La ciudadela está rodeada de impresionantes murallas que ofrecen unas magníficas vistas a la bahía, Dinard y el cabo Fréhel. Hay numerosas excursiones en la bahía de Saint-Malo y salidas hacia las islas del Canal o Inglaterra.
Totalmente rodeada de murallas, Dinan, auténtica joya medieval del siglo XI, sorprende por su patrimonio único y magníficamente preservado: campanario, iglesias, conventos, casas con entramado de madera…. Disfruta de una ubicación excepcional con vistas al valle del Rance. No te puedes perder la abadía Saint-Magloire, en Léhon.
Ciudad polifacética, Rennes sabe conjugar patrimonio histórico y cultura contemporánea. Elegancia de los edificios del periodo clásico, encanto de sus calles medievales… Rennes es la ciudad de Bretaña que ha conservado el mayor número de casas con entramado de madera. El palacio del Parlamento, principal edificio de la ciudad, tiene una página única en el arte pictórico del siglo XVII y la historia de Bretaña que simboliza. En pleno centro urbano, visita el jardín de Thabor, considerado como uno de los más hermosos de Francia. No hay que perderse el mercado de Lices, todos los sábados por la mañana.
El pequeño Versalles bretón está inscrito en la lista de Monumentos Históricos. Alberga un parque de esculturas único en Francia, que se ha convertido en un lugar de referencia en el ámbito de la escultura contemporánea. Es uno de los más importantes de Europa y reúne más de treinta obras de artistas destacados. Un punto de encuentro entre patrimonio y creación contemporánea.
Cerca de Lorient, la ciudadela de Port-Louis es un rincón del mundo con una fuerte identidad. Una «Petite Cité de Caractère» (Pequeña ciudad con carácter), construida en una península, vinculada a la historia de la Compañía de las Indias. Elegida para acoger esta última, Port-Louis experimentará un periodo de prosperidad en los aromas especiados. Un museo rememora esta apasionante epopeya: rutas africanas y orientales de los siglos XVII y XVIII, maquetas de barcos, reproducciones de tiendas, comercio de tejidos, especias, porcelanas…
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Ciudad de Arte y de Historia, la «Ville Bleue», o ciudad azul, conserva un espléndido patrimonio arquitectónico. Famosa por su zona amurallada del siglo XI, un lugar excepcional fortificado sobre un islote de 352 m de largo, ha sobrevivido a los siglos protegida por las murallas. Además, con su puerto pesquero, su puerto deportivo y sus playas de arena fina, el mar en Concarneau cobra un papel protagonista. Es también un embarcadero para las míticas islas de Glénan.
Este encantador pueblo, enclavado en el exuberante estuario del Aven, debe su fama a Paul Gauguin, que se estableció aquí en 1860. Rodeado de galerías, el museo rememora esta época creativa, cuando los artistas estaban fascinados por la poesía de los paisajes y del pequeño puerto. No hay que perderse la capilla de Trémalo y su crucifijo policromado, fuente de inspiración para Gauguin y su famosa pintura El Cristo Amarillo. Ni tampoco el paseo Xavier-Grall, a lo largo del Aven, dedicado a este poeta, periodista y escritor.
Quimper, Ciudad de Arte y de Historia, capital cultural de Bretaña, es una escala imprescindible. Ciudad de tradiciones, su patrimonio se compone especialmente de encantadoras plazas y calles empedradas bordeadas de casas con entramado de madera. La magnífica catedral de Saint Corentin, que data del siglo XIII, es una joya del arte gótico bretón. Cabe mencionar también la riqueza de sus museos (el Museo de Bellas Artes ofrece exposiciones permanentes de la escuela de Pont-Aven) sin olvidar la diversidad de sus parques y jardines.
No hay que perderse la famosa fábrica de loza Henriot y sus talleres.
Carnac tiene una de las concentraciones de piedras levantadas más extraordinarias del mundo. Se cuentan más de 4000 menhires, alineados o diseminados, repartidos en 40 hectáreas y 4 kilómetros. Los alineamientos más impresionantes son los de Menec, Kerlescan y Kermario. El museo de la Prehistoria permite ahondar en el origen de estos megalitos.
El emplazamiento megalítico de Locmariaquer es imprescindible.
Bordeada al sur por el golfo de Morbihan, Vannes es a la vez puerto deportivo, fortaleza, ciudad medieval, ciudad de arte y de historia… Con su arquitectura magníficamente preservada, espléndidos jardines de estilo francés, calles medievales y una hermosa mezcla de elegantes palacetes y casas con entramado de madera que datan del siglo XV, Vannes es uno de los principales destinos turísticos de Bretaña.
El golfo de Morbihan se extiende entre Vannes y la península de Rhuys. Es un destino popular por la belleza de sus paisajes y su infinidad de islas. Dos de ellas son imprescindibles y fácilmente accesibles: la isla de Arz y la isla de Moines, a las que se llega en barco el tiempo de una escapada. Cada dos años, en mayo, la «Semaine du Golfe» (Semana del Golfo) acoge más de un millar de veleros tradicionales y embarcaciones de recreo.
Ningún otro nombre la hubiera descrito mejor. Entre playas tranquilas y acantilados espectaculares, entre puertos coloridos y entornos rurales exuberantes, ofrece un espléndido mosaico de paisajes en un marco excepcional.
Numerosos artistas como Matisse o Russel cayeron rendidos a sus encantos. Pero fue Monet quien la inmortalizó con el famoso cuadro Les Aiguilles de Port Coton (Las Agujas de Port Coton). Sarah Bernard también compró un fortín en la Pointe des Poulains, transformado ahora en museo.
La fortaleza, edificada en la Edad Media por monjes benedictinos sobre un promontorio rocoso, domina el puerto y la ensenada de Palais. Fue fortificada bajo las órdenes de Vauban. El museo de arte y de historia de Belle-Île ameniza la visita de esta antigua ciudad militar.